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PabloLuna

Teatro

Hacer Teatro, MI INDEPENDENCIA ;)

Hacer Teatro, MI INDEPENDENCIA ;)

http://proyectoindependencia.blogspot.com/

Independencia
Obra teatral de Lee Blessing
Dirección: Pablo Luna
Traducción de Leonardo Torres Vilar
Duración: 1 hora 40 minutos
Intermedio 10 minutos
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Obra Finalista del IX Festival del ICPNA
¡4 únicas funciones!
3ra Semana de Octubre del 2008
Jueves 23 / Viernes 24 / Sábado 25 / Domingo 26
7:30 (Hora Exacta)
Auditorio ICPNA Miraflores
Av. Angamos Oeste 120
Capacidad Limitada
Entradas en Boletería (Desde el 1º de Octubre)
S/. 20 General y S/. 10 Estudiantes y Adulto mayor
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http://www.elcomercio.com.pe/ediciononline/HTML/2008-07-17/cuatro-obras-participaran-ix-festival-teatro-icpna.html

Visitame en : http://proyectoindependencia.blogspot.com/

27 en el 2007

27 en el 2007

Esta es la primera vez que escribo un artículo con el título ya en mente. Y es que en esta ocasión fue casi una revelación.

Por lo general yo tengo una manía inversa al escribir. Es que medio mundo de mis amigos apasionados por este arte de la escritura, me comentan que ellos primero ponen el título y que luego comienzan a darle duro a la pluma o el teclado. En mi caso es todo lo contrario, yo primero escribo, escribo, escribo -incluso en papel sanitario, sobre todo mis alborotados sueños, que van en la sección "Sol Negro" de este blog- y luego pienso en un título idóneo para lo que ha salido de mi. Bueno, esa es mi manera de escribir, de expulsar mis demonios, de satanizar mis ángeles, o sin ser muy metafórico ni darme de artista-bohemio-soñador, sino esa es mi manera de simplemente hacer lo que me gusta, escribir. Y en este arte, como en muchos, se aplica eso de que cada cual sabe como mata sus pulgas.

El punto es que efectivamente, el destino vuelve a confabular y aquí me tienen luego de muuucho tiempo. Perdón por la ausencia, pero la actividad en las tablas me ha tenido más que contento y realizado. La felicidad cuando llega, es como una fuente desbordante de alegría y emoción y que no la pare nadie ;)

Hacen eco en mi mente las palabras del profesor Alonso Alegría, cuando una vez le escuché decir: "Para hacer teatro hay que estar loco". Y efectivamente, él sustentaba fehacientemente esa posición, que realmente tiene mucho de verdad. Es batallar contra molinos de viento, es lanzarte en una empresa donde la mayoría no cree en ti, y los que sí creen lo hacen con una mirada noble y romántica y dándote una palmada en el hombro como diciendo "¡ojalá tengas suerte!". Es creer en tus sueños y darte cuenta que tus bolsillos te hacen ver la tierra gris, antes que el cielo azul. Aunque aquí en Lima, el cielo y la tierra parecen tener el mismo color, e incluso el aire, pero ese es otro cantar. Ustedes saben a que me refiero... En fin.

Este año 2007 que ya se va, me ha traído muchas grandes satisfacciones. Y entre ellas me trajo los famosos 27! Increíble pero cierto.

Tenía miedo, mucho miedo, lo reconozco. Como quien está ante su primera vez. Como quién dará a luz tal vez. ¡Es que los hijos cuestan! Y es que estos miedos que tengo, estoy seguro me seguirán eternamente. Porque si de algo estoy convencido es de mis incertezas, de mis miedos, de mis limitaciones. Lo que no impide -ojo- que pueda tener una honda certeza (soy muy acertivo como lo saben), una gran seguridad (eso es lo que proyecto) y llegar a ese "el cielo es límite" (que algún día se dará) venciendo así mis propios obstáculos. Esa es la idea.

Este año el proyecto que dirigí «Cuenta Cuentos Las Mil y Una Noches» http://cuentacuentoslasmilyunanoches.blogspot.com/ cumplió 27 presentaciones. (El enlace es altamente recomendable, tiene vídeos, fotos, info, todo lo requerido al proyecto, y desde aquí nuevamente mi gran agradecimiento a cada uno de los que hicieron posible todas las funciones). Y hemos hecho de todo un poco. Como lo dice mi gran compañera Ana Rosa "... Y así continuamos hasta hace muy poco con nuestras presentaciones por cumpleaños, graduaciones de nidos, navidad, hasta celebramos primeras comuniones y le contamos cuentos árabes a familias judías, jajaja." Me gusta mucho eso de contarles a otros lo que no es de uno. Expandir y a la vez unir.

Entonces, el día de hoy, siguiendo lo cabalístico-extrañamente-misteriosa-coincidente-y-anecdótica que son los hechos en mi vida, he decidido publicar los 27 del 2007.

  • 2 funciones en el CC España, las memorables y emblemáticas
  • 1 función en Mochileros Bar, la versión a contar a los juergueros ;)
  • 1 función de cumpleaños en Surco
  • 8 funciones  (sábados y domingos de julio)  Temporada Mocha Graña
  • 1 función en la Comunidad Judía - Sinagoga 1870
  • 8 funciones  (sábados y domingos de setiembre)  Temporada San Isidro
  • 1 función en el colegio Franco Peruano para el Dia del niño
  • 1 función en el Hotel NM Lima para la Primera Comunion
  • 1 función en el Megaevento del Colegio San Antonio ;)
  • 1 función para la Graduación de los pequeños del Kinder en Surco

No está nada mal como proyecto inicial desde que me decidí a apostar por el teatro y el arte. La recompensa ha sido más que generosa, y ver tantas caras felices no se puede muchas veces describir. Es cierto eso que uno a veces se queda sin palabras eh? Me siento sanamente orgulloso, y muy feliz también de trabajar con gente tan buena, capaz y talentosa. Un aplauso a cada uno de ellos. Se lo merecen.

El teatro demuestra que el trabajo en equipo es una de las cosas más bellas que el ser humano puede hacer y que los sueños sí pueden ser posibles, incluso en medio de tanta incerteza y poca fe de muchos.

Pero ahora es momento de celebrar estos 27!

Saludo por ellos... Y Gracias... totales!!! :)

Con aprecio ;)

Pablo

 

 

«No cabe ni un alfiler» ... ¡La calle es lo mejor!

«No cabe ni un alfiler» ... ¡La calle es lo mejor!

Uno de mis grandes amores y pasiones, como bien lo saben es -y si no lo saben acá se enteran-, es esa gran debilidad que tengo -no, no es esa que estás pensando Miguelito- es simplemente ella, que muchas veces la siento "ya de peso" y en otras completamente bella y fresca: La Palabra. Y en sus diversas formas, sea escrita, hablada y hasta dibujada.

El día de hoy hubo una velada de cuentos, «Swami Sarveshwarananda Giri y cuentos de sabiduría» tAMBIÉN LO ACOMPAÑARÁ fRANÇOIS vALLAEYS, quien es uno de mis maestros en este maravilloso arte de contar cuentos. El asunto es que está bien que quien les escriba sea peruano, pero tan, tan peruano no soy, es decir impuntual creo no serlo. Despistado -paradójicamente- en algunas ocasiones tal vez. Y sí, esta fue una de ellas. Porque sucedió que tomé el carro equivocado, y ches! caramba! por ende llegué tarde y ya el teatro estaba cerrado, porque dicen los que trabajan ahí cosa que no creo literalmente hablando "que no cabía ni un alfiler". Iba a responder que soy delgado, ligeramente espigado, con una estirpe de un fino alfiler, pero cerraron la puerta para todos. Y bueno, ni modo. Resignarse a no poder oír el arte de la narración oral de los cuentos.

Eramos cerca de cincuenta personas las que nos quedamos afuera. Pero no sé porqué extraña razón, nadie quería irse. Como dicen, -y afirmo también-, que la esperanza es lo último que se pierde. Pues éramos el grupo de los "esperanzadores". Con un frío más o menos intenso, -al menos para mí que como algunos saben, estoy en proceso de recuperación bronquial, porque repetir el plato de trece inyecciones, que lo haga su abuelita, yo no-, por ello había ido bien abrigado como un esquimal. Y todos seguían ahí, estaban esperando algo. Quizá que se abra la puerta para entrar como un torbellino, quizá la utópica idea que ahora sí entre algo más que un alfiler, o incluso que algunos por a o b motivo salgan y tener entonces un espacio para estar ahí y escuchar a los maestros.

Aquí -me parece, es idea mía, solo lo pienso en voz alta, no se vaya pensar que es una crítica alturada o que me quedé picón por no entrar- debió aplicarse, ese estribillo que no olvido de mi infancia de la obra "El diluvio que viene", esa parte introductoria que tanto me gustaba porque es un canto a la amistad:

 

«Un nuevo sitio disponed,

para un amigo más

un poquitito os estrechéis,

un poquitito os estrechéis

y se podrá acomodar.

Para eso sirve la amistad,

para estar en reunión,

amémonos con libertad y con el corazón

que él con su amor nos cantará (nos contará)

y alegrará la reunión»

 

En fin, en fin, ya estaba dicho: No hay sitio. Nadie más puede entrar. ¡Ni un alfiler! Pero siempre se puede... Además en el Perú TODO ES POSIBLE! En fin, que "nuevo sitio disponed ni ocho cuartos", calabaza calabaza cada uno a su casa. Entonces, con el corazón partío, un poco asado también, empecé a apartarme e irme. Pero ya en la esquina, sentí que debía voltear, porque algo pasaba.

Sucedía que...

Salió Francois, el maestro, mi maestro en el arte de contar. Y viendo toda la gente afuera que se había quedado con las ganas -de ver el espectáculo, que te pensabas Miguelito?-, él muy práctico dijo: ¡cuenten ustedes aquí! Y señalando a Briscila dijo: "Tu sabes contar cuentos, comienza!" Y ella, ya acomodada -sentada en el chasis delantero de una cuatro por cuatro-, viendo a lo lejos que me acercaba, me miró y lanzó la pelota señalándome como cuando somos niños, y queremos revelar una verdad: "El también cuenta cuentos". Y yo, ups! miré a la izquierda, miré a la derecha, miré a esta luna tan bella, y luego la gente al mirarme sonrió.

Briscila contó un par de cuentos muy amena, muy fresca, muy ella. Y la verdad, me decía a mi mismo que si es que tenía que contar cuento alguno, no sabía cual o qué. Y contar vida, ni loco, porque es tan aburrida para algunos, y/o tan intensa para otros. Además, para que ventilar lo que Miguelito tanto desea saber y que bien conoce, (Aquí un paréntesis. Bien lo confesaré, se los contaré: Recuerdo cuando lo conocí, -a Miguelito- fue cómo decirlo mmm... esteee... bueno está bien, fue en uno de esos viajes locos que uno hace por el mundo, y sí pues en uno de ellos reconocí a un paisano mío, a Miguelito, fue ... fue... bueno ya, fue en un burdel en Pekin. El dice y jura hasta ahora que estaba haciendo cola para el tren, -que así como yo hoy despistado tomé el carro equivocado-, él más despistado aún, estaba haciendo la cola para ingresar al tren... Y bueno le creí, a pesar de las luces rojas, a pesar de ese aire y esa atmósfera que sólo algunos lugares tienen... y bueno, me puse en la cola también... El final luego se los cuento, si hay tiempo e inspiración. En fin, asi fue como lo conocí. Fin del parentésis).

Volvamos a lo nuestro, a nuestra experiencia de esta noche, -Que no Miguelito, que obsesión con el plano amatorio, que me refiero al arte de contar cuentos. En fin en fin- Por otro lado, creía que no me sentía realmente "inspirado". Pero ya sabemos que esto de estar "inspirado" es un tonto pretexto, una excusa infame y banal, porque la inspiración nunca llegará hasta que te lances a nadar. Le cedí el turno a Andrés que era su primera vez, -en el arte de contar-, y luego poco a poco fui armando ahí en mi mente una adaptación de una bella tradición peruana de Ricardo Palma, "El Nazareno". Búsquenla y verán que es espectacular: la contradicción en su máxima expresión, pero como les menciono la adapté a los tiempos actuales. Fue muy interesante también como al final la gente dio un "Ohhh" y escuché un hondo suspiro de sorpresa y fuerte asombro por el desenlace. (Y como ustedes no fueron, se la perdieron... Lástima que sea tan amoroso, y tenga muchos amores. Y el romance que tengo con la palabra hablada y el arte de contar, no es el romance que tengo con la palabra escrita contándoles aquí lo sucedido). Por ello, no se los contaré, el cuento digo. Sigamos con la experiencia.

Luego el doctor Pérez-Albela (www.biendesalud.org) también se lanzó a contar. Un par de historias amenas. Y una de ellas para niños! Eso fue muy bueno también. (Cosa que debo hacer mucho más!) Finalmente, volví a sentarme en el chasis delantero, el lugar, el trono imaginario para los contadores que pasaban por ahí, y conté aquella historia de "Sakarandá", que tanto me gusta, y que francamente esa, sí que nunca la había contado. He contado muchas, pero Sakarandá nunca. (No se preocupen, ésta, sí la encuentro la compartiré con vosotros). En fin, el asunto es que francamente fue una experiencia alucinante la de hoy. El hecho de compartir todos y con todos, sentados al que le tocaba en la cuatro por cuatro, y sentir la magia del cuento, que efectivamente se cuenta solo, cuando todo está muy claro, y de la palabra hablada fue alucinante. Y sólo los aplausos reflejan el sentir.

Así que los que estuvieron adentro, escuchando a los famosos, y los que no nos dejaron entrar porque ya no cabía un alfiler, se perdieron el show que se llevó afuera con nosotros, pero por el cual y por la emoción, nos olvidamos de pasar el sombrero como ellos también.

Un fraternal abrazo a todos!

Y sigan (sigamos) contando historias!!!

Pablo

El Visitante (y la religión del nuevo milenio)

El Visitante (y la religión del nuevo milenio) Hace unos días fui a ver una puesta en escena alucinante: "El Visitante". Una bella pieza teatral de Eric-Emmanuel Schmitt. Con impecables y limpias actuaciones, y realmente un trabajo de primera. A parte de un texto muy interesante. Pero más allá de hacerle propaganda a un trabajo que creo no lo necesita, (pero si alguien quiere algún comentario, puede ver Comentario "El Visitante" en el Comercio, Dominical) el tema de fondo simplemente me cautivó. La pluma del dramaturgo y el talento en cada uno de los actores me dejó no solo meditativo, sino que reconocí esa relación tan poco mostrada o esclarecida, sino más bien ignorada, entre la religión y el psicoanálisis. Esa relación que yo mismo encontraba en mis propias sesiones. Freud y Dios.

Tuve mi romance con el psicoanálisis. Romance que duró tres años. (Y si hubiera querido que fuera medio místico hubiera durado tres años y medio). Y a medida que iba investigando -de una manera empírica por supuesto (y léase empírico no peyorativamente como usualmente se lo toma, sino como lo que es, algo práctico que se basa en la experiencia!)- sobre esta ciencia, la certeza de esa máxima inventada por mi mismo se afirmaba: "el psicoanálisis será -si ya no lo es- la religión del nuevo milenio"

Si bien Freud era judío, y parece no preocuparse (científica o terapéuticamente) por la espiritualidad o la religión, me atrevo a decir que el psicoanálisis (así algunos no quieran o no puedan, o tenga temor de reconocer) tiene mucho, muchísimo de parecido con una religión.

El psicoanálisis, entre otras cosas, (y ésta es una visión muy general, porque el tema de por sí es altamente matizado, y habría mucho por tratar -super yo, conciencia, mente, neurosis, impulsos, latencias, represiones, lapsus, sueños, deseos, sexaulidad, interpretaciones, traducciones, proyecciones, asociaciones libres super interesantes y tantas cosas más- y no soy un especialista solo resalto lo que en algún momento sentía y percibía):

-Busca la salvación del ser humano.
-Como en el budismo (por citar solo un ejemplo, porque esto se da en todas las religiones), se da cuenta rápidamente del rol fundamental del deseo del y en el hombre, de esa necesidad por satisfacer o llenar el alma de algo que no se sabe qué es (se habla del gran deseo psicoanalítico)
-Ofrece una respuesta para las incógnitas del hombre porque intenta definir claramente lo que está pasando: son las pulsiones latentes muchas de ellas irracionales, los instintos, las improntas infantiles, el satisfacer necesidades profundas, etc.
-Cree en una predestinación psicoanalítica, también en una "misión" de vida.
-Establece como norma el "congregarse", es decir el reunirse periódicamente con su terapeuta para lograr solucionar el dilema personal que aqueja al paciente.
-Apuesta por un "renacimiento" del individuo
-Utiliza como herramienta la (¿antiquísima?) técnica de las asociaciones libres, que por momentos me recordaba el método socrático, y que muchos grandes exponentes monoteístas han usado.
-Cree en los sueños. Lo que sucede mucho en el judaísmo (por citar otro ejemplo. -y Freud era judío eh?- Quizá no como revelaciones celestiales, sino como pulsiones latentes, pero al final de cuentas cree en los sueños)

Definitivamente que todo es lo mismo. Que la ciclicidad es la constante en este universo, y que cada generación con sus genios -y demonios- ofrecen significativos pero no tan novedosos aportes a la humanidad. Algún sabio dijo, "no hay nada nuevo bajo el sol". Pero en este marco, sí hay algo novedoso. Freud, que sin proponérselo -al menos para mí está ofreciendo una nueva religión disfrazada de profunda ciencia- sí añade algo que las religiones no tocan a profundidad, la importancia de la sexualidad.

Pero para ponerlo en analogía con lo espíritual, y recordando la máxima del párrafo anterior que todo ya está dicho, podría recordar a esas sectas que dicen que en el sexo está Dios. Que la energía sexual es un matiz de la energía divina. De ahí la importancia en ser responsables en este acto, el acto sexual. Llegamos entonces, que incluso con la novedad freudiana para una época cucufata y encubierta, "la importancia de la sexualidad", sigue siendo el psicoanálisis una nueva religión.

En la puesta en escena "El Visitante" vemos a un Freud que es en cierta manera psicoanalizado por este personaje que aparece por la ventana, que es Dios encarnado. Dios se le aparece a Freud, es la creativa e interesante propuesta del dramaturgo. Se dan unos diálogos intensos entre ellos, cada cual defendiendo su posición; por un lado la razón, la crítica, la ciencia, la objetividad, y por otro algo que tanto falta muchas veces, la fe, la esperanza, el creer, la verdad. Porque creo que de eso se trata esta obra, de la búsqueda de la verdad, del creer, de la fe. (Y a eso apunta también el psicoanálisis, a encontrarse, a creer, a tener fe) Finalmente el dramaturgo, nos lleva a presenciar a un Freud indignado y asustado, que no quiere quedarse solo y que ante la imperativa retirada de este Dios encarnado, le dispara por su ventana, y al asomarse el médico austriaco, dice como diciéndose a sí mismo: ¡Fallé!

En mi eterna búsqueda por la verdad he sido altamente puntilloso, porque de ello depende mucho de mi esencia. Si sigo a Osho (por poner un ejemplo) y este está errado, yo también habré errado y habré sido arrastrado por un impostor. Por ello debo convencerme, investigar, poner a prueba lo que los maestros que voy encontrando en el camino me van mostrando. El acto de creer, de tener fe, de lograr la certeza tiene que producirse en el individuo con respecto a las evidencias y percepciones que va adquiriendo. Lo mismo me sucedió con el psicoanálisis. Lo confieso. Caí por obligación prácticamente. Luego de un shock, los cuatro médicos que me vieron en el hospital imperativamente me mandaron a terapia -contra mi absurda y obstinada negativa-, para poder recuperarme del dichoso shock. Accedí. Y poco a poco, me fui enamorando de esta ciencia, que la encontraba muy parecida a la religión como menciono. Pero para poder seguirla con fe, tenía que estar convencido de ella totalmente.

En uno de los diálogos que se dan entre este Freud y este personaje Dios encarnado, el último le dice: "Tienes que ser consciente de que si estás equivocado, como parece, puedes arrastrar a muchas almas". Y es cierto! Es algo que siempre he pensado, y que debatía con mi psicoterapeuta. Porque al final, lo que a mí me interesaba e interesa era la búsqueda de la verdad. Por las diversas escuelas de vida por las que he pasado, siempre ha sido esa la disyuntiva, la incógnita, el lograr la certeza de la verdad. Entonces, intuitivamente no podía seguir porque sí, a alguien que me ofrece un paliativo solamente para mi dolor. Y para mí, el psicoanálisis con todo lo profundo, científico e interesante que es y con todo lo que me ayuda a revelar de mí mismo y comprenderme, es un paliativo. Muy bueno eso sí. Me agrada, me interesa, me apasiona incluso, pero reconozco que es como otras religiones, un mágico paliativo, una especie de panacea, que como tal tiene un límite. Es un camino en tal caso. No el camino. (Y en estas épocas relativistas, hasta podría decir: "un camino para algunos, pero no mi camino"). Muy útil, muy bueno. Más aún si has tenido un shock y estás confundiendo todo. Pero si como dice mi madre "el amor acaba", entonces ¿que le queda a mi romance con el psicoanálisis? Tuve que dejarlo no porque estuviera decepcionado o cosa parecida, -siempre creo en la madurez del amor- sino porque necesitaba un descanso y porque también ya la terapia me salía cara.

Esa es la magia del teatro: lograr encontrarse con uno mismo. Poder conmocionar al espectador, a mi persona, y hacerlo encontrarse, encontrarme, relacionando todo e integrando, como lo hago ahora mientras escribo. Gracias Eric-Emmanuel Schmitt.

Sobre el Arte

Sobre el Arte "El Arte no existe para reproducir lo visible,
sino para hacer visible aquello que está más allá de los ojos"


Paul Klee