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PabloLuna

El Visitante (y la religión del nuevo milenio)

El Visitante (y la religión del nuevo milenio) Hace unos días fui a ver una puesta en escena alucinante: "El Visitante". Una bella pieza teatral de Eric-Emmanuel Schmitt. Con impecables y limpias actuaciones, y realmente un trabajo de primera. A parte de un texto muy interesante. Pero más allá de hacerle propaganda a un trabajo que creo no lo necesita, (pero si alguien quiere algún comentario, puede ver Comentario "El Visitante" en el Comercio, Dominical) el tema de fondo simplemente me cautivó. La pluma del dramaturgo y el talento en cada uno de los actores me dejó no solo meditativo, sino que reconocí esa relación tan poco mostrada o esclarecida, sino más bien ignorada, entre la religión y el psicoanálisis. Esa relación que yo mismo encontraba en mis propias sesiones. Freud y Dios.

Tuve mi romance con el psicoanálisis. Romance que duró tres años. (Y si hubiera querido que fuera medio místico hubiera durado tres años y medio). Y a medida que iba investigando -de una manera empírica por supuesto (y léase empírico no peyorativamente como usualmente se lo toma, sino como lo que es, algo práctico que se basa en la experiencia!)- sobre esta ciencia, la certeza de esa máxima inventada por mi mismo se afirmaba: "el psicoanálisis será -si ya no lo es- la religión del nuevo milenio"

Si bien Freud era judío, y parece no preocuparse (científica o terapéuticamente) por la espiritualidad o la religión, me atrevo a decir que el psicoanálisis (así algunos no quieran o no puedan, o tenga temor de reconocer) tiene mucho, muchísimo de parecido con una religión.

El psicoanálisis, entre otras cosas, (y ésta es una visión muy general, porque el tema de por sí es altamente matizado, y habría mucho por tratar -super yo, conciencia, mente, neurosis, impulsos, latencias, represiones, lapsus, sueños, deseos, sexaulidad, interpretaciones, traducciones, proyecciones, asociaciones libres super interesantes y tantas cosas más- y no soy un especialista solo resalto lo que en algún momento sentía y percibía):

-Busca la salvación del ser humano.
-Como en el budismo (por citar solo un ejemplo, porque esto se da en todas las religiones), se da cuenta rápidamente del rol fundamental del deseo del y en el hombre, de esa necesidad por satisfacer o llenar el alma de algo que no se sabe qué es (se habla del gran deseo psicoanalítico)
-Ofrece una respuesta para las incógnitas del hombre porque intenta definir claramente lo que está pasando: son las pulsiones latentes muchas de ellas irracionales, los instintos, las improntas infantiles, el satisfacer necesidades profundas, etc.
-Cree en una predestinación psicoanalítica, también en una "misión" de vida.
-Establece como norma el "congregarse", es decir el reunirse periódicamente con su terapeuta para lograr solucionar el dilema personal que aqueja al paciente.
-Apuesta por un "renacimiento" del individuo
-Utiliza como herramienta la (¿antiquísima?) técnica de las asociaciones libres, que por momentos me recordaba el método socrático, y que muchos grandes exponentes monoteístas han usado.
-Cree en los sueños. Lo que sucede mucho en el judaísmo (por citar otro ejemplo. -y Freud era judío eh?- Quizá no como revelaciones celestiales, sino como pulsiones latentes, pero al final de cuentas cree en los sueños)

Definitivamente que todo es lo mismo. Que la ciclicidad es la constante en este universo, y que cada generación con sus genios -y demonios- ofrecen significativos pero no tan novedosos aportes a la humanidad. Algún sabio dijo, "no hay nada nuevo bajo el sol". Pero en este marco, sí hay algo novedoso. Freud, que sin proponérselo -al menos para mí está ofreciendo una nueva religión disfrazada de profunda ciencia- sí añade algo que las religiones no tocan a profundidad, la importancia de la sexualidad.

Pero para ponerlo en analogía con lo espíritual, y recordando la máxima del párrafo anterior que todo ya está dicho, podría recordar a esas sectas que dicen que en el sexo está Dios. Que la energía sexual es un matiz de la energía divina. De ahí la importancia en ser responsables en este acto, el acto sexual. Llegamos entonces, que incluso con la novedad freudiana para una época cucufata y encubierta, "la importancia de la sexualidad", sigue siendo el psicoanálisis una nueva religión.

En la puesta en escena "El Visitante" vemos a un Freud que es en cierta manera psicoanalizado por este personaje que aparece por la ventana, que es Dios encarnado. Dios se le aparece a Freud, es la creativa e interesante propuesta del dramaturgo. Se dan unos diálogos intensos entre ellos, cada cual defendiendo su posición; por un lado la razón, la crítica, la ciencia, la objetividad, y por otro algo que tanto falta muchas veces, la fe, la esperanza, el creer, la verdad. Porque creo que de eso se trata esta obra, de la búsqueda de la verdad, del creer, de la fe. (Y a eso apunta también el psicoanálisis, a encontrarse, a creer, a tener fe) Finalmente el dramaturgo, nos lleva a presenciar a un Freud indignado y asustado, que no quiere quedarse solo y que ante la imperativa retirada de este Dios encarnado, le dispara por su ventana, y al asomarse el médico austriaco, dice como diciéndose a sí mismo: ¡Fallé!

En mi eterna búsqueda por la verdad he sido altamente puntilloso, porque de ello depende mucho de mi esencia. Si sigo a Osho (por poner un ejemplo) y este está errado, yo también habré errado y habré sido arrastrado por un impostor. Por ello debo convencerme, investigar, poner a prueba lo que los maestros que voy encontrando en el camino me van mostrando. El acto de creer, de tener fe, de lograr la certeza tiene que producirse en el individuo con respecto a las evidencias y percepciones que va adquiriendo. Lo mismo me sucedió con el psicoanálisis. Lo confieso. Caí por obligación prácticamente. Luego de un shock, los cuatro médicos que me vieron en el hospital imperativamente me mandaron a terapia -contra mi absurda y obstinada negativa-, para poder recuperarme del dichoso shock. Accedí. Y poco a poco, me fui enamorando de esta ciencia, que la encontraba muy parecida a la religión como menciono. Pero para poder seguirla con fe, tenía que estar convencido de ella totalmente.

En uno de los diálogos que se dan entre este Freud y este personaje Dios encarnado, el último le dice: "Tienes que ser consciente de que si estás equivocado, como parece, puedes arrastrar a muchas almas". Y es cierto! Es algo que siempre he pensado, y que debatía con mi psicoterapeuta. Porque al final, lo que a mí me interesaba e interesa era la búsqueda de la verdad. Por las diversas escuelas de vida por las que he pasado, siempre ha sido esa la disyuntiva, la incógnita, el lograr la certeza de la verdad. Entonces, intuitivamente no podía seguir porque sí, a alguien que me ofrece un paliativo solamente para mi dolor. Y para mí, el psicoanálisis con todo lo profundo, científico e interesante que es y con todo lo que me ayuda a revelar de mí mismo y comprenderme, es un paliativo. Muy bueno eso sí. Me agrada, me interesa, me apasiona incluso, pero reconozco que es como otras religiones, un mágico paliativo, una especie de panacea, que como tal tiene un límite. Es un camino en tal caso. No el camino. (Y en estas épocas relativistas, hasta podría decir: "un camino para algunos, pero no mi camino"). Muy útil, muy bueno. Más aún si has tenido un shock y estás confundiendo todo. Pero si como dice mi madre "el amor acaba", entonces ¿que le queda a mi romance con el psicoanálisis? Tuve que dejarlo no porque estuviera decepcionado o cosa parecida, -siempre creo en la madurez del amor- sino porque necesitaba un descanso y porque también ya la terapia me salía cara.

Esa es la magia del teatro: lograr encontrarse con uno mismo. Poder conmocionar al espectador, a mi persona, y hacerlo encontrarse, encontrarme, relacionando todo e integrando, como lo hago ahora mientras escribo. Gracias Eric-Emmanuel Schmitt.

3 comentarios

Elio Marruffo -

Hola Pablo. Créeme que yo he tenido una experiencia muy cercana con el psicoanálisis y con su medio hermana ciencia. En fin yo he estado en terapia desde antes de salir del colegio. No sé si me enamoré de el pscicanálisis pero mezclé un poco mis sentimientos (o necesidades) con alguna psicoterapeuta. Desde la secundaria he tenido una fascinación con este tema, quizás sospechaba algo. Me parece muy evidente porqué algunos pueden encontrar en esta ciencia su religión. Yo por mi parte coincido contigo, en que uno recorre muchos caminos espirituales (también he leído a Osho), filosofías, y ciencias. Al final (como leí una vez) solo queda descartar o poner en práctica las enseñanzas que uno va cosechando. Cuerpo, mente, espíritu para unos; conciente, subconciente, superconciente, para otros; padre, hijo, espiritu santo para algunos otros más.
Saludos, Elio.

Andrés Dovale Borjas -

Amigo Pablo, muy interesante tu comentario sobre la obra teatral "El Visistante" y sobre el psicoanálisis. A pesar de mis estudios de medicina se poco sobre el psicoanálisis y sobre la obra de Freud, sólo los aspectos más generales. Aunque, como señalas, éste tiene ciertas similitudes con las religiones, no creo llegue a convertirse en una más. Es de gran utilidad en la práctica psiquiátrica, como muchas de las técnicas que aprovechan el control mental sobre el organismo para obtener el alivio o la cura de las enfermedades.
Un abrazo, Andrés

Florencia -

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